Cadenciosas
olas
desvaneciéndose
en
brillante
espuma
que
los
débiles
rayos
del
sol
poniente iluminan
con
suaves tonalidades,
juguetean
graciosamente
acariciando
con
sus
burbujeantes
manos
la
esbeltez
de
un
muro
señorial,
extraño
peñasco
que
la
mano
del
hombre
había
levantado
sobre
la
costa
baja
y
arenosa
como
un
desafío
al
maravilloso
mar
azul.
Abierto
a
su
contemplación,
el
muro
aligérase
en
sucesivos
ventanales,
limitando circularmente
una
pequeña
habitación,
lugar
de
reposo
y
meditación,
de
regocijo
y
paz
interior”.
Fil: Formisano, Lilia Myriam. Universidad de Buenos Aires. Facultad de Filosofía y Letras. Instituto de Historia Antigua y Medieval “José Luis Romero”; Argentina.