Abstract:
La investigación busca caracterizar la apropiación del paisaje durante los períodos Medio, Tardío e Inca (siglos VI al XVI) en las zonas altas (superiores a los 3.500 msnm y 700 m de desnivel) del Cordón de Lampasillos, Valle Calchaquí Norte. El objetivo general se complementó con la necesidad de establecer la presencia o ausencia de contextos arqueológicos para determinar si estos espacios fueron integrados físicamente, relevar su entorno geográfico para estimar la variabilidad de actividades humanas, y elaborar una propuesta cronológica inicial que distinguiera contextos incas de posibles periodos anteriores. La hipótesis general postula que las zonas altas fueron ocupadas durante el Periodo Inca como parte de una política estatal que buscó integrar a las poblaciones locales a partir de la apropiación de espacios ya socialmente significativos desde momentos previos a su llegada. Las hipótesis específicas sugirieron la existencia de vías de circulación prehispánicas señalizadas, la realización de actividades diversas (no solo ceremoniales) antes y durante el Periodo Inca, y múltiples eventos de apropiación o reutilización de contextos culturales preexistentes entre los siglos VI y XVI. La metodología consistió en una exploración inicial y no invasiva, con prospección pedestre intensiva a lo largo de una transecta dirigida de 35 km sobre las zonas altas del Cerro Huayra Wasi (entre 3.500 y 5.080 msnm), cubriendo 70 hectáreas. La planificación se apoyó en la modelación de rutas de ascenso de "menor costo" mediante Q-GIS y teledetección. El registro de los hallazgos (arte rupestre, arquitectura y elementos de vialidad) se hizo mediante geolocalización, registro fotográfico, fichas individuales y la elaboración de cartografías digitales. Se priorizó la identificación de "indicadores de apropiación" (como la superposición de diseños, el uso de diferentes técnicas o la inclusión de materialidad preexistente en nuevas construcciones) y la comparación estilística para sugerir una cronología, dada la naturaleza superficial de la prospección. Las conclusiones establecen que las zonas altas del Cordón de Lampasillos fueron incorporadas tanto simbólica como físicamente al paisaje cultural prehispánico. Se localizaron 10 petroglifos (incluyendo uno a 5.032 msnm en la cumbre sur), 8 conjuntos arquitectónicos, 7 sendas de circulación en las zonas altas y una gran cantera en la cumbre norte, lo cual confirma la ocupación física del espacio. La evidencia sugiere la existencia de ocupaciones preincaicas y procesos de apropiación, lo que contradice la idea de "adoración sin ascenso" para los tiempos anteriores a la llegada estatal. El petroglifo P7 en la cumbre sur, junto a la estructura ARQ-6, presenta indicios de haber sido grabado en el Periodo Medio o Tardío (preincaico) y posteriormente reclamado por la arquitectura. Otros contextos, como los recintos blancos (ARQ-8 y ARQ-9), podrían vincularse a estructuras circulares del Periodo Medio encontradas en las zonas bajas, y el conjunto ARQ-10, asociado a una vertiente, evidencia múltiples momentos de uso, posiblemente desde el Periodo Inca y el Tardío. La variabilidad de actividades incluye aprovisionamiento de agua, caza, minería/aprovisionamiento lítico y ceremoniales. El arte rupestre con motivos de círculos y apéndices ("llipi"), en conjunto con el uso intensivo de rocas y cuarzos blancos en los marcadores espaciales (mojones y apachetas), se interpreta como parte de un camino ceremonial y ritos propiciatorios dirigidos al Apu Huayra Wasi como "cerro dador de agua", fenómeno que antecedería a la expansión Inca.