Hipótesis de Trabajo: La hipótesis central es que la clase dirigente de la provincia de Tucumán, que asumió la autonomía provincial a partir de 1820, elaboró una política fiscal basada en onerosos gravámenes rentísticos. Esta política generó conflictos sociales y, en última instancia, frenó la consolidación de un verdadero Estado autónomo. El análisis del sistema financiero se concibe como el estudio de una estrategia de la élite para fortalecer su poder.
Objetivos: El estudio se enfoca en la provincia de Tucumán entre 1820 y 1825 para examinar su autonomía provincial y sus finanzas públicas. El principal objetivo es analizar el sistema financiero como una estrategia de la élite para consolidarse como grupo hegemónico. Sin embargo, también se busca demostrar cómo las aspiraciones autónomas delineadas por la élite fueron contrarrestadas por la política fiscal implementada. Finalmente, la investigación busca contribuir a una imagen de las posibilidades y limitaciones que tuvieron las provincias para consolidar sus autonomías desde 1820.
Metodología: La investigación se centra en el análisis del sistema financiero de Tucumán durante el quinquenio 1820–1825. Las fuentes de información primaria para el estudio de ingresos y gastos se basan en datos proporcionados por el trabajo de H. Bliss y su equipo (1973).
El proceso metodológico implicó la reconstrucción de cifras parciales para el año 1822 y una aproximación estimativa para 1825, utilizando un promedio de los rubros de 1820 y 1822, sirviendo los resultados únicamente como referencia de la evolución de los recursos estatales. El análisis detallado de los ingresos y gastos examina la persistencia de rubros heredados de la administración colonial, como la Alcaba,la y los Sueldos militares. Se presta especial atención a la aplicación de nuevas cargas impositivas al comercio y la producción, como la Sisa, el Impuesto al Aguardiente y el "Nuevo impuesto provincial".
Conclusiones: La autonomía de Tucumán fue un proceso previo a 1820, impulsado por la oposición a las decisiones centrales (distribución territorial y nombramiento de autoridades). Las instituciones tradicionales, como la familia y el Cabildo, actuaron como mediadores para defender los intereses locales. La élite tucumana mantuvo una fuerte cohesión gracias a alianzas familiares y clientelísticas, permitiéndoles dominar el precario aparato estatal con métodos similares a la administración de sus propias riquezas.
No obstante, el fracaso de la República de Tucumán (1820) y los gobiernos subsiguientes hasta 1825, se debió a las contradicciones surgidas entre los objetivos de la élite y la realidad económica. El sistema rentístico adoptado, que dependía fuertemente de los impuestos al sector mercantil (que aportaba aproximadamente el 65% del total de ingresos), resultó inadaptable a la deteriorada situación económica de la provincia.
La aplicación de frecuentes reformas fiscales y empréstitos forzosos, en lugar de generar orden, produjo innumerables enfrentamientos entre los diversos sectores de la élite y aumentó la penuria fiscal. Los gastos militares consumieron la mayor parte de los recursos (casi el 65% o más entre 1820 y 1825), lo que limitó la posibilidad de desarrollar recursos productivos alternativos.
La crisis financiera aguda, marcada por la continua falta de fondos, evidenció las limitaciones de la élite para sostener un Estado autónomo, socavando la autonomía que la propia élite había defendido vehementemente.
Fil: Cussianovich Laos, Guillermo Ernesto. Universidad de Buenos Aires. Facultad de Filosofía y Letras.