Abstract:
Antes de que la ecología naciera como ciencia, se hace evidente entre los españoles una marcada preocupación por vivir dentro de ambientes saludables y gratos a la vez. De esa preocupación nacen ordenanzas municiapales y disposiciones regias que apuntan, por un lado a la defensa de los bosques, por el otro a hacer de las ciudades lugares sanos y favorables para la vida de sus habitantes. A los consejos sobre la más adecuada ubicación de una ciudad a fundar, suceden luego los esfuerzos por obtener o mantener la pureza de aire y agua, tratando de inculcar hábitos de higiene pública entre los vecinos, procurando resolver el problema de eliminar la basura, resultado de toda aglomeración humana, erradicando actividades que se consideraban especialmente contaminantes, y estableciendo multas para quienes no cumplieran las bienintencionadas órdenes de las autoridades. La lucha fue larga y las dificultades a vencer muchas y grandes. Sin embargo, ya a fines de siglo XV, hay tímidos indicios de que los esfuerzos no fueron inútiles y de que se lograron algunos avances.